No hay nada que lamentar en esta lucha entre lo efímero y lo eterno. Ella crea la esencia misma de la vida: el movimiento.
La vida no esta quieta jamás. Esta siempre en movimiento, siempre en tensión entre la constancia y el cambio. Constancia y cambio no son, realmente, opuestos: se complementan. La riqueza de la vida consiste en su amalgama correcta.
Este problema perpetuamente recurrente sólo puede hallar solución en épocas en que la mente humana esté orientada, por fin, al curso de las estrellas.
El arte, experiencia fundamental.
1 comentario:
aguante la prehistoria.
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