domingo, 14 de marzo de 2010

Sombra de la noche negra

Me duele un ruido, en todo el cuerpo, pará.
Por momentos se parece al ruido de las campanas antes de que pase el tren.
Tun tun tun tun tun tun tun tun tun. Despues me detengo en él y me pasa algo loco, loquísimo.
No logro darme cuenta si ese ruido existe o lo estoy alucinando.
Es como lejano, y el estimulo golpe-campana contínuo se funde en un zumbido horrible, nocivo.
No puedo dejar de escucharlo, ni de no darme cuenta si es real o no!
Muerdo las muelas, adelanto la cabeza en un gesto aprehendido quién sabe cuándo, y cómo.
O quizas venga del instinto, me estiro. Me acerco para escuchar mejor.
Pero escucho peor y el ruido es cada vez es más... no se, funesto.
De pronto el gran milagro. Pasa el tren, lo cotidiano.
Y entonces respiro aliviada.

No, aliviada no. Yo, qué se?

2 comentarios:

María Olin dijo...

ja!! a pleno! te re comprendo amiga! como andamos con los sentidos y la percepción eh! paralelas como de costumbre. y conectadas ni te cuento, yo estoy subiendo algo al blog y vos me lo firmas! onda, las dos en mi blog a la vez jaja.

amo te

sr.hendrix dijo...

japi birday biutiful.